lunes, 6 de julio de 2009

Viaje a Vietnam con Nobel Tours.

En mayo de 2008, y por cortesía de Antonio Peregrín, Director General de NOBEL Tours, fuimos invitados a conocer Vietnam distintos representantes de Grupo de Gestión de Agencias de Viajes españolas. Catorce meses después, me sumerjo de nuevo en los recuerdos de aquel viaje, mi primer viaje a Oriente.

El país de los cables y la motocicletas que siempre sonríe, cuyo pueblo se enorgullece de no haber perdido ninguna de las guerras que afrontó contra los chinos, franceses y americanos; según nos explicó repetidamente nuestro guía Xuan que, con acento cubano, nos mostró algo más que su propio país, su propia historia. Xuan viajó durante varios meses en tren para poder llegar a Moscú desde Hanoi, a principio de los setenta, y en la capital Rusa permanció meses a la espera de conseguir un pasaje de avión que le llevara a Cuba donde permaneció algunos años. Desde que regresó a su país, su familia afirma que es otro.

En Hanoi sorprenden los cables de cirundan los altos de las calles y las motos, "las fabricadas en china son baratas, pero muy malas; las mejores son las japonesas" según Xuan. Nos alojamos en el Sofitel Metrople Hanoi y nada más llegar, aún con el cansancio de tantas horas de vuelo vía Bangkok, comenzamos la visita de ciudad. Los inmensos lagos, los templos y pagodas, recorrer la ciudad vieja en xiclo Pousse, el teatro de las marionetas de agua, el templo de la Literatura... Además durante los días de estancia en Hanoi y antes de viaja por carretera hasta la Bahía de Halong, tuvimos oportunidad que la embajadora de España, Dª Soledad Fuentes (en la fotografía) nos recibiera y compartir con ella una café, un tiempo durante el que nos glosó algunas de las funciones cotidiana que realiza, entre las que recuerdo: asesorar a empresas que desean iniciar su actividad en el país, y distintas labores humanitarias y de cooperación al desarrollo que España realiza.

El largo viaje por carretera hasta Halong, me permitió corroborar que vivir es, a menudo, sobrevivir con lo que se tiene y crecer con el don que otorga la imaginación cuando los medios son pocos. Las casas, los ancianos, los niños... el trabajo en los campos de arroz. Embarcamos en el Hongtien para recorrer la bahía que acoge el Mar de China y sus tres mil islas. Pocos paisajes en el mundo de tal embargadura pueden decirnos tanto como los pescadores que viven en algunos de los agrupamientos formados por casas-embarcaciones de pesca donde una comunidad es capaz de educar a los hijos, trabajar, vivir y acaso soñar sobre el mar. Ya por la noche subimos a uno de los barcos-hotel que recorren la bahía.

La esencia de hueso de tigre. Durante algunos de los traslados por carretera, Xuan, nuestro guía, nos refirió los poderes ancestrales y curativos de la esencia de hueso de tigro. No lo recuerdo al detalle, pero nos aseveró que desde tiempo inmemorial la caza de un trigre en determinadas condiciones ambientales y de captura, más un proceso de al menos un año, se obtiene una esencia que cura los problemas de huesos: descalcificación, artrosis, y en general, todos los problemas degenerativos de los huesos; y a los que la civilización occidental anda buscando remedios sin mayores éxitos. Al parecer, hay personas que llegan de medio mundo con encargos de esta esencia, también al parecer muy costosa... Yo entonces, me acordé de mi madre y sus eternos y dolorosos problemas; ojalá hubiese tenido un tigre a mano en ese momento.

Al día siguiente nos traladamos al centro del país, a Danang, y continuar por carretera hacia Hoian, una pequeña y encantadora ciudad a orillas del Río Thu Bon. El contrate de alojarse en un hotel de seis o siete estrellas (el Nam Hai Resort) y la agitada vida del pueblo, las tiendas, el mercado, los templos y pagodas, las casas tradicionales con sus lingotes de oro sepultados durante generaciones; frente a los niños bañandose en el río, o a toda la Historia sostenida casi sin interés y sin embargo con el mimo que los pueblos cuidan de su memoria, la de sus antepasados, mientras afrontan el presente.


Los desastres de la guerra y la memoria. Los últimos días de nuestra estancia en Vietnan fueron en Saigon (en el hotel Park Hyatt) prefiero este nombre fruto de la colonización francesa. Días durante los que pudimos comprobar los horrores de la guerra con EEUU, la que ganaron los Vietnamitas con las ventajas que otorga conocer el medio y las de la mentalidad oriental, en la que un individuo es poco, pero muchos unidos son determinantes para cualquier actividad, también para la guerra. Visitamos las trincheras y el modo de vida y de muerte, el museo donde se recopilan los despojos olvidados de los EEUU, las terribles fotografías y la memoria. Y visitamos el palacio presidencial y la casa donde vivió y gobernó el país Ho Chi Minh durante la larga guerra, y el mausoleo y su cuerpo retenido sobre el olvido en el que los vencedores lo encerraron ¿para siempre?. Xuan: "Lo del grandioso mausoleo es una barbaridad, Ho Chi Minh nunca lo habría aprobado, ni que lo hayan momificado los rusos. Era un hombrecillo humilde, de vida muy austera. Nada que ver con este circo".

El país del agua. El país que con una emoción colectiva comunica su capacidad de ser fiel a su pasado y a su futuro. Vietnan, un país que es un estado de ánimo, un ejemplo de pueblo que deja atrás el resentimiento (por la guerra con EEUU y su Comunismo de siglo XX) y la resignación (tan común en la mentalidad oriental); por estados de ánimo que impulsan: la serenidad y la ambición; y que definen la tremendas posibilidades con las que este país del agua afronta el futuro. Que así sea.


Mis recomendaciones para viajar a Vietnam: con NOBEL TOURS y en los hoteles que señalo. Garantía de calidad y servicio. Para saber más: http://www.nobeltours.es/

A mis compañeros de Viaje: Antonio, Juanjo, Ramón, Agustín y José Luis; y a nuestro guía Xuan, dedico, con un brindis por los pueblos que afirman haber ganado todas sus guerras.


Si hubiera algún lector, mi agradecimiento por su tiempo.
VALE. David Cáceres

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