El Viaje del Elefante es una novela fruto de la madurez del novel portugués Saramago; lo que para quienes hemos leído casi toda su producción literaria supone volver a reencontranos con el autor capaz de recordarnos lo que somos, la complejidad humana. Veamos: el Rey de Portugal Juan III decide regalar su elefante al archiduque Maximiliano de Austria, y ordena organizar la comitiva que lleve al elefante Salomón y su cornaca desde Lisboa hasta Viena. El elefante atraviesa Portugal y Castilla, el Mediterráneo, Italia, los Alpes y finalmente el danubio hasta la capital austriaca. La novela relata este viaje y dos milagros. Y hoy, tan acostumbrados a desplazamientos rápidos, veloces, e inmediatos por el mundo; en pleno siglo XVI, el relato del viaje resulta conmovedor por esa capacidad de sorpresa que hemos ido mitigando gracias a que ahora el mundo es accesible a nosotros y nosotros a éste; un gran milagro sin duda según los ojos de los ciudadanos europeos del siglo XVI. En la novela y durante el viaje, los lugareños salen a las calles para ver por vez primera un elefante hindú y recibirlo con aires festivos.
Quizá la mayor dificultad (y milagro) de cualquier agente de viajes, hoy, sea lograr sorprender a su cliente con novedosas propuestas, y como viajeros que algo nos acabe sorprendiendo. Y sin embargo, en nuestra capacidad de sorprender a nuestros clientes estará una buena parte de nuestro futuro como profesionales que desde la imaginación, logremos mostrar una oferta verdaderamente diferenciada que capte el interés de nuestro cliente. En este sentido, la novela de Saramago es, sobre todo, una gran metáfora de esa capacidad que debemos desarrollar de comprender al otro, ya sea, pareja, amigo, o, cliente.
Hoy que se conmemora el nacimiento del gran Gómez de la Serna, autor y persona incombustible, recordar que en una ocasión se presentó en el lugar donde iba a ofrecer una conferencia (el Retiro y el Madrid de los años treinta cuando o dabas una conferencia o te la daban) subido en un elefante, solo para materializar el milagro de sorprender desde el primer momento a sus escuchantes.
Si hubiera algún lector, mi agradecimiento por su tiempo
VALE. David Cáceres
VALE. David Cáceres
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