La lectura en la sala Art-Gallery de Málaga a la que fui invitado por el Centro Cultural de la Generación del 27, gentileza de su actual directora, la poeta Aurora Luque; y del editor y amigo Paco Cumpián, me facilitó un encuentro con viejos amigos de literatura, como un camino de vuelta. Llevaba cuatro años sin participar en una lectura pública, pese a las reiteradas invitaciones del CCG27 (gracias, José Antonio Mesa Toré) y que distintas circunstancias personales fueron aplazando. En la fotografía con los poetas Virginia Aguilar, Camilo de Ory, Julio César Jiménez, y, el cordobés Antonio José Royuela. Poesía entre amigos.
Que pudiéramos recordar con Julio César aquellos primeros años noventa de agetreada vida literaria: lecturas, actividades culturales, viajes, congresos de literatura, universidad, visitas a los poetas granadinos Rafael Alcalá, Fernando de Villena... nuestras colecciones de poesía editadas con el favor del gran Paco Campos de El Pimpi... Hebe ediciones: una veintena de cuadernos (Poesía en El Pimpi) , una decena de libros breves (colección Dressel de Poesía), y, la colección HEBE Poesía... y nuestra propia producción poética, mientra acumulábamos una década de vida, evolución, y sobre todo, amistad. Hoy, Julio César Jiménez, no solo es un poeta con reconocimiento fuera de la ciudad, sino que se ha convertido en lo que siempre fue, un magnífico gestor cultural con la mayor capacidad de coordinación de personas y proyectos culturales que conozco. La lectura en la sala Art-Gallery nos permitió recuperar un buen puñado de años, y averiguar que aquel tiempo sigue estando vivo.
Julio es hoy la persona que mejor conoce mi poesía, y con oportunidad de esta lectura leyó el texto siguiente sobre mi nuevo libro de poemas (aún sin editar y con categoría de primer lector):
"...Formalmente, de la poesía de Delfín yo destacaría una serie de caracteres que bien la pudieran hacer genuina frente al resto de voces del panorama actual, o lo que es lo mismo, una voz buscada y encontrada a su manera, sin adherirse a una u otra tendencia o estética.
"La forma de su obra es generalmente, y desde que la conozco (…), sin pausa versal, visualmente como prosa (=PG Casado), pero con un ritmo interno que no necesita de aquella (la pausa versal). Sí es destacable que es su gusto el de alargar los grupos fónicos a través de amplios sintagmas que dan cuenta de un tono lento y solemne.
"Por otro lado predomina la estructura sintáctica nominal sobre la verbal, cosa que afecta tanto a la entonación que por lo general es horizontal y con suspensión (salvo algunos grupos fónicos ascendentes), como al registro idiomático, que apunta a una prosa elegante. En ese sentido hay que destacar el uso de sintagmas enunciativos, con una ausencia generalizada de rima.
"Pero sin duda el elemento descriptivo de su obra, no solamente de su último libro, es una invitación a la reflexión, y a conciencia deja el poema incompleto para que el lector pueda “rellenarlo” a través de una no liviana abstracción e interpretación. Hay en esta obra una realidad alternativa a la que nos circunda, o al menos trascendida, y eso lo explica el dislocamiento del dominante a través de toda clase de tropos semánticos, sobre todo metáforas y metonimias.
"El uso del plural de cortesía para la atenuación del enunciado, es decir, la sustitución del ego por el non ego, el yo por el nosotros, no debe engañarnos pues la función no es precisamente la de difuminar la responsabilidad de la carga subjetiva, sino la búsqueda de una especie de fuente impersonal incuestionable de modo más rotundo. Así vemos que la revuelta semántica, la antítesis, la respuesta del autor al registro poético de la realidad es desfocalizada adrede como manera de señalar una expresividad extra que roce lo sublime, lo rotundo. Yo me atrevería a decir que, después de haber leído casi toda su obra desde hace ya años, se trata de una buscada estrategia de efecto inverso a la convencional dentro de las que mitigan de la responsabilidad subjetiva del enunciado.
"Señalar asimismo el uso de una metáfora muy intelectual si bien en este último título involucra elementos más sensibles. No obstante el término ideal y el real pertenecen al territorio semántico del pensamiento abstracto. A mi humilde juicio, uno de los mejores poemas donde da cuenta de estas características semánticas, fonéticas y estructurales es LOS INDICATIVOS NO SE BORRAN. Es el libro 7988, insisto, desde el punto de vista del nivel léxico-semántico, una dislocación general de su discurso (el de David Delfín) a pesar de su impecable estructura sintáctica (orden lógico alejado de cualquier anacoluto), o en otras palabras, y con esto ya termino: un desajuste estratégico del texto como suma de sus partes heterogéneas que en principio parecen restarle unidad a cada uno de los poemas pero cuyo efecto general al finalizar la lectura del libro entero, causa el efecto contrario.
"Estamos ante un autor maduro (ya no tan joven) que ha sabido seguir por su propio sendero con pie firme al margen de las tentaciones estéticas más efectistas o al menos quizá más efectivas a nivel editorial.
"Francamente creo que David Delfín es un poeta entero, con una importante coherencia literaria q
Si hubiera algún lector, mi agradecimiento por su tiempo.
VALE. David Delfín.
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