martes, 4 de agosto de 2009

21 días de viaje por mi geografía de las vacaciones.

Durante las próximas tres semanas estaré de vacaciones a tiempo completo. El mismo número de semanas que el instinto natural lleva a una gallina –con un cerebro minúsculo y sin saber porqué– a incubar sus huevos y ver sus pequeños salir del cascarón (después de este período (máximo 23 días) si no nacen abandonará su obligación); teoría de Brian Tracy según la cual este es el período mínimo que se necesita para asumir una nueva costumbre o un nuevo hábito. Luego en mi caso, también serán 21 días para poder asumir como costumbre el horario flexible y la desconexión entendida como la tarea de hacer las cosas pendientes y otras no habituales. Y entre las principales que me propongo: la dedicación más generosa a la familia, la lectura y las correcciones ¿definitivas? del que será mi próximo libro de poemas en prosa (“y no prosa poética, please” como tantas vences me matizó Marta Agudo cuando co-publicó su antología en DVD ediciones) y que tras casi cinco años parece haber concluido su viaje desde y hasta mi yo. Estas tres tareas: familia, lectura y reescritura; son las vacaciones que me hacen más feliz durante el mes de agosto; un período que planeo como si se tratase del mejor viaje de mi vida cada año, a la manera juanramoniana de ser completo, también durante las vacaciones, y con la música de Joan Manuel, sonando al fondo…


Libros. Estas semanas las dedicaré principalmente a alguno de los libros en los que Edward de Bono ha llevado a la práctica y desarrollado sus teorías de Pensamiento Lateral tales como la Simplicidad, y, la Creatividad. Mi intuición me dice que durante el próximo curso económico la creatividad como antesala de la innovación, y, la simplicidad de los proyectos que se deban plantear; serán dos de los principios fundamentales de la gestión profesional que proyectar a proveedores y agentes. Del pensador maltés recuerdo la fragilidad de movimientos y el gesto sereno con las que accedió en 2007 a la sala del hotel en Madrid donde centenares de escuchantes le aguardábamos; y la firme naturalidad con las que comenzó afirmando (cito de memoria): Si examinamos los ordenadores, hoy 40.000 personas en el mundo están dedicadas a crear software para éstos cada día… Si observamos el cerebro humano, debemos preguntarnos ¿quiénes crean los software para nuestros cerebros; siento defraudarles, pero desde la antigua Grecia y en 4.200 años, nadie ha creado nada. Sócrates creía en la dialéctica; Platón en la verdad (aunque no creía en la Democracia); y, Aristóteles creía en la lógica. De estas tres personas hemos extraído el software para el pensamiento humano actual… Y así horas. Una oportunidad en que entablé amistad con mis amigos de Igualada (Barcelona) Llorenç Tusal y Pere Carles de Grup Carles; alguien me recomendó a Michael Michalko y sus libros, y durante un almuerzo acompañado por ejecutivos de los sectores como la banca y los seguros, la farmacéutica y los laboratorios, el automóvil, el mundo del coaching empresarial; casi todos los comensales se sorprendían de conocer a alguien del sector turístico, porque nuestro mundo es el de las vacaciones y para eso no es necesario formase, parecían afirmar entre dientes… Acompañaré las hojas de los libros de Edward de Bono también con la voz de fondo de los personajes múltiples y sus circunstancias del último libro de cuentos de Quim Monzó que me falta por leer.


Reescritura desde antes de las nueve y hasta pasadas las doce del mediodía, excepto alguna jornada; casi como ir a la oficina. Como nos decía el académico granadino Fernando de Villena (http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_de_Villena) a los jóvenes de La Poesía Que Llega: No insistáis, la poesía sale solo cuando Dios quiere, y cuando no quiere hay que dedicarse a cosas más útiles o de mayor provecho. Después que durante los últimos cuatro años largos haya ido saliendo la poesía en doloroso y reflexivo gesto la mayor de las veces; ahora es el momento de las correcciones ignoro si definitivas; pero para las que me siento muy motivado; no porque sean imágenes y reflexiones de valor, sino porque son las mías que he logrado extraerme al fin.

En suma, 21 días de viaje por la geografía de unas vacaciones que he planeado a la manera de Juan de Mena y su Laberinto de Fortuna, como un ritual de desafíos con los que acaso aprender o gestar un poco de vida.

Si hubiera algún lector, mi agradecimiento por su tiempo.
VALE. David Cáceres/David Delfín

No hay comentarios:

Publicar un comentario